Hola a todos. La situación actual educativa, tanto en España como en otros países, pasa por momentos de crisis también. La percepción que tenemos del funcionamiento escolar es controvertida: los hay que lo magnifican y otros lo denostan. Sí es cierto, por lo que ahora estoy viviendo en las prácticas, que al menos en infantil yo plantearía el trabajo con los niños de otra forma. Creo que se les debería dar más protagonismo, enseñarles cosas y brindarles conocimientos que superen los "supuestos" para un niño de 4 años (en mi caso), ser más flexibles y menos "programadores", centrarse en su aprendizaje y no en la burocracia (a cada objetivo unos contenidos, y unas actividades, y una metodología y...eso es sólo papeleo). Creo y lo he constatado, los niños quieren aprender, pero aprender cosas, lo que sea, no quieren seguir una programación de manera milimetrada, con correspondencias exactas entre sus elementos curriculares, bajo una temporalización ajustada que sólo busca el producto físico (terminar una ficha, elaborar un material...) y no el disfrute de los alumnos en su aprendizaje y realización.
Os cuento. Un día, en el que mi supervisora en el cole tuvo que marcharse a casa un poquito antes de la hora del recreo y hasta que éste termino (estuvo fuera hora y cuarto, aproximadamente), me encargué yo de los niños.Yo suelo mostrarles cosas que a mí me gustan, no cosas que sólo gustarían a niños de infantil, porque les fascina. Creo que están ya cansadas de aprender qué es un triángulo, cómo se hace el número 4 o de qué color pintar el Sol (eso está bien, pero no lo es todo). Pues bien, empezamos a charlar a la hora del almuerzo y me dirigía a ellos como "monsieur" o "mademoiselle", y les encantaba aprender esas nuevas palabras. O les ponía ilusiones perceptivas (las de dos raya que parecen diferentes pero son iguales, la del dibujo que parece una copa o dos caras humanas, etc), o les explicaba cuadros famosos que representaban la primavera (el de Botticelli, el de Arcimboldo o el de Goya)...y todo esto les encantaba. Me puse a hablar con ellos sobre cosas curiosas de otros países diferentes a España, o a cantar canciones que no conocían, y también jugamos a buscar agujeros en el patio (en los árboles, en el suelo, en el muro, en las hojas de los árboles, etc)...Total, que después del recreo se me acercan unos niños y me dicen "Seño Ana, hoy ha sido el día del cole que más me he reido y que más cosas he aprendido".
No veais la satisfacción y alegría que me dio. Y es que, como dice el autor de la
charla que os muestro (dura 20 minutos pero no tiene desperdicio, y es muy divertida), la escuela parece que está matando la creatividad y constriñiendo las posibilidades del niño. Porque nos centramos en trabajar en los niños de cintura para arriba y sólo una parte del cerebro.
Espero que os guste y os animéis a comentar cositas.
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